Simone Giertz se ha vuelto muy popular por sus robots un poco raros e incluso hasta peligrosos. Sus proyectos pretenden ser funcionales pero más que nada divertidos y la verdad es que le da un toque muy personal. Incluso si la tarea que deben hacer no lo hacen para nada, tiene un carisma muy personal. Esta vez se ha planteado solucionar un problema común como es lavarse la cabeza, así que ha construido un pequeño robot que no tiene desperdicio.